Aunque sus orígenes se le atribuyen a la cocina peruana, este utensilio cuenta con especial relevancia en la gastronomía de Centroamérica.
La zaranda peruana, una ancestral técnica de cocción que combina fuego, humo y tradición, ha trascendido las fronteras del Perú para inspirar nuevas expresiones culinarias en Centroamérica.
Originalmente utilizada por comunidades indígenas para asar y ahumar alimentos, esta técnica ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a ingredientes y estilos gastronómicos propios de la región. Hoy en día, chefs y cocineros la reinterpretan con un enfoque innovador, fusionando el legado de la zaranda con tendencias contemporáneas para crear platos únicos que celebran la herencia culinaria latinoamericana.
LA ZARANDA: DE INSTRUMENTO AGRÍCOLA A HERRAMIENTA CULINARIA
La zaranda, inicialmente un instrumento agrícola para limpiar y separar granos, ha evolucionado hasta convertirse en una herramienta culinaria indispensable en la cocina contemporánea, y cada vez más popular en Centroamérica. Su sencillo diseño, una malla tensada en un marco de madera, permite una variedad de usos que van más allá de la simple tamización.
- Tamizado y cernido: separación de grumos en harinas, azúcar, etc., para obtener una textura fina y uniforme en panes, postres y salsas.
- Colado: eliminación de impurezas en salsas, caldos y jugos, mejorando su textura y apariencia.
- Escurrido: retiro del exceso de líquido de alimentos cocidos al vapor o escaldados, preservando su humedad.
- Decoración: aplicación de polvos finos, especias o hierbas secas sobre platillos para una presentación elegante y sofisticada.
- Ahumado: en algunas técnicas innovadoras, se utiliza para ahumar delicadamente alimentos, infundiéndoles un sabor ahumado sutil.

Evolución de la zaranda en la cocina tradicional
En la cocina tradicional, la zaranda ha jugado un papel fundamental, transmitiéndose de generación en generación. Su uso se integra en recetas clásicas de Latinoamérica, aportando texturas y consistencias específicas, tales y como:
- Suspiro a la limeña: la zaranda tamiza la harina para lograr una textura suave y esponjosa en este emblemático postre.
- Chicha morada: se utiliza para colar y limpiar la bebida, eliminando impurezas y garantizando una textura limpia y refrescante.
- Preparación de masas: la zaranda asegura la uniformidad de las masas para panes, galletas y otros productos horneados.
- Preparación de bebidas: se utiliza para filtrar bebidas tradicionales, obteniendo un resultado más limpio y libre de impurezas.

RECETAS POSIBLES GRACIAS AL USO DE LA ZARANDA:
LA ZARANDA EN LA COCINA CONTEMPORÁNEA
La versatilidad de la zaranda ha cautivado a chefs contemporáneos, quienes la han incorporado en los distintos procesos de preparación de recetas innovadoras y creativas. Como por ejemplo, en:
- Texturas: la zaranda permite crear texturas únicas, desde polvos finos hasta consistencias más gruesas, dependiendo del tamaño de la malla.
- Fusiones: su uso se ha extendido a la cocina de fusión, combinando técnicas tradicionales con ingredientes y métodos modernos.
- Presentaciones: la zaranda se utiliza para crear presentaciones atractivas y sofisticadas, espolvoreando ingredientes finamente molidos sobre los platillos.
- Nuevas técnicas: su uso se ha expandido a técnicas como el ahumado, la infusión y la decoración con polvos de especias.

Zaranda, tradición y evolución en la cocina
El uso de la zaranda en Centroamérica representa un equilibrio entre la preservación de la tradición y la evolución de la gastronomía regional. Su incorporación en diversas cocinas ha permitido rescatar técnicas ancestrales, aportando a los platillos un sabor único gracias al contacto directo con el fuego y el humo.
Al mismo tiempo, su adaptación a nuevos ingredientes y estilos culinarios demuestra cómo la herencia gastronómica puede reinventarse sin perder su esencia. Así, la zaranda no solo sigue viva en la tradición, sino que también impulsa la creatividad de chefs y cocineros, consolidándose como un puente entre el pasado y el futuro de la cocina centroamericana.
Fuentes: